El tesoro de Barba Melón
Barba Melón era el pirata
más feroz y temible de los siete mares. Decían que en sus asaltos y abordajes
por todo el mundo había conseguido reunir un tesoro fabuloso, el mayor que se
conocía. Como buen pirata, Barba Melón
no se confiaba de nadie, y siempre llevaba su tesoro bajo sus pies, en
la enorme bodega de su barco.
Un
día, oyó el pirata hablar de un magnífico tesoro que iba a cruzar el mar en uno
de los barcos más poderosos de la tierra. Era un velero tremendamente grande y estaba muy bien armado,
pero nada le gustaba más a Barba Melón que hundir los barcos más grandes y
seguir aumentando su tesoro, aunque en el fondo ya era tan rico que necesitaría
muchas vidas para gastar tanto oro y joyas como guardaba.
Así, el pirata preparó
cuidadosamente el asalto en mar abierto. Como siempre, el abordaje fue un éxito y en poco tiempo estaban transportando el
fabuloso tesoro del galeón al barco de Barba Melón. Ciertamente, era un
tesoro formidable, casi tan grande como el del propio pirata, y éste se frotaba
las manos sólo de pensar en seguir multiplicando sus riquezas.
Cuando
hubieron cargado todo el tesoro, acabaron de hundir la embarcación, y
los piratas prepararon una gran fiesta para celebrar la hazaña. Ebrios como
estaban, no se dieron cuenta de que el barco se hundía poco a poco, pues el tesoro que llevaba era tan
grande, que no podía seguir a flote.
Para cuando se dieron
cuenta, ya no había nada que hacer. El
barco se marchó al fondo del mar con todos sus malvados piratas y con Barba
Melón al frente, quien aún permanece allí atrapado junto a aquel tesoro
que llegó a ser gigantesco que produjo su propia muerte.
Fin.
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